Este post te mostrará, una vez más, cómo cambiando tu mirada puedes cambiar tu mundo, tal como lo postula el Coaching.
Asimismo, podrás comprobar otra vez, que somos una holística de cuerpo, lenguaje y emoción, las que interactuando pueden llevarte a resolver problemas de uno de los ámbitos mencionados interviniendo desde otro, ese que te resulta más disponible para Ser en el mundo y en el que tu habilidad es manifiesta en relación a los otros dos. Los seres humanos tenemos tendencia a desarrollar más nuestro lenguaje, nuestra emoción o nuestro cuerpo mientras sentimos debilidad en alguno de los restantes ámbitos.
A lo largo de esta investigación se pudo determinar que al integrar el uso del lenguaje con las emociones y con la corporalidad, se logró en las personas que participaron en la formación académica objeto de este estudio una mayor efectividad en su comunicación y en su interacción con otras personas. María Esperanza López Duque
Desafío quiere decir “retirar (te) la fe”, hacer que pierdas la confianza.
Es una provocación a nuestra seguridad, con la que sentimos que nuestro mundo se des-estabiliza.
Es interesante tener en cuenta que dentro de la emocionalidad de esta palabra, surge en nosotros la necesidad de contestar, de accionar, de hacer, de intentar.
Si bien, hay personas a las que los desafíos las sacan del juego de la vida, esto no importa para que el significado de «Desafío» sostenga esa velada incitación a responder. Y esto es lo magnífico de su existencia.
Vos podés estar en un extremo o en el otro. Ser de los que los desafíos te azuzan a avanzar en la vida y logran su cometido cuando ejercitás tu respuesta, o podés estar en el otro, en el que están aquellos a los que los desafíos los sepultan con el miedo, pero el desafío no pierde su brillo potenciador de caminantes ganadores.
Siempre esperamos “No fracasar en el intento”, no obstante, es muy posible que esto ocurra.
Cuando le ponemos primera a un proyecto y arrancamos, en el camino, en el proceso de conseguir un sueño… siempre que estemos haciendo, podemos fracasar.
Aceptar eso no implica tener un pensamiento negativo, de ninguna manera. Se trata de estar alertas y concientes de las leyes de probabilidades, y fundamentalmente, de prepararnos a conciencia para que el fracaso no nos destruya.
Si no nos cuidamos nosotros, nadie nos va a cuidar.
A pesar de que escuchamos esta frase repetidamente, parece que no produce el impacto necesario para que cambiemos nuestros puntos de vista y accionemos desde uno nuevo que nos permita, de una vez por todas, lograr Ser nuestra mejor versión.
Resulta muy sencillo pensar en Ganadores, con su imagen de éxito y triunfo ¿Verdad? Ahora bien, si pensamos en Perdedores… ¿Nos detenemos a reflexionar por qué y para qué estas personas sostienen su conducta?
Sucede que…
Se puede nacer con competencias que nunca se ponen a trabajar y por ende, esas personas deviene en un Perdedor, pero también, existen acciones determinadas que hacen que nos convirtamos en Perdedores, poco a poco.
Los ganadores nunca abandonan y los que abandonan nunca ganan. Vince Lombardi.
¿Es que los perdedores quieren serlo?
En cierta forma… sí, pero se trata de una elección cobarde solamente.
Pero el perdedor puede cambiar… Si reúne coraje y se atreve.
¿Te animás? ¿Tenés coraje? ¿Te atrevés?
Entonces, aquí va mi ayuda.
Los perdedores…
Dejan que el miedo los paralice
Y en este caso, estas palabras son literales. Ante el miedo, los perdedores no se pueden mover.
¿A qué tienen miedo?
Pues… a todo.
El miedo a lo desconocido: Todo lo que no conocen implica un misterio y un desasosiego que les genera un sentimiento que los frena y paraliza.
El miedo al fracaso: Como piensan que el fracaso es negativo, le temen.
El miedo al compromiso: La palabra “compromiso” les hace pensar en ataduras. A eso le temen, a perder su libertad, y no se dan cuenta de que cuanto más comprometidos estén, al crecer su fortaleza y su autoestima por lo que son capaces de hacer, más libres se sentirán.
El miedo al rechazo: Su cambio puede producir reacciones contrarias en los que los rodean y los conocían de otra forma. Les parece que deben ser como los demás quieren que sean y en realidad, es el momento de darse cuenta de que los que los acompañan en su cambio, sin juzgar, son los únicos que quieren lo mejor para ellos.
El miedo al éxito: Miedo a la soledad del éxito, a descollar, a ser diferentes, y sobre todo el miedo de no hacerse cargo de su propia luz.
Nuestro miedo más profundo no es creer que somos inadecuados. Nuestro miedo más profundo es saber que somos poderosos más allá de la mesura.
Es nuestra luz, no nuestra oscuridad, lo que más nos asusta. Nos preguntamos: «¿Quién soy yo para sentirme brillante, atractivo, talentoso, fabuloso?”
Pero en realidad, ¿quién eres tú para no serlo? Tú eres un niño de Dios. Tu juego a ser insignificante no sirve al mundo. No hay nada de iluminación en hacerte menos con el fin de que otras personas no se sientan inseguras a tu alrededor. Todos podemos brillar, tal como lo hacen los niños. Todos nacimos para manifestar la Gloria de Dios que se encuentra en nuestro interior. Esta gloria no está dentro de unos cuantos, está dentro de todos nosotros. Y cuando permitimos que nuestra propia luz brille, inconscientemente damos la oportunidad a otras personas de hacer lo mismo. Conforme nos vamos liberando de nuestros miedos, nuestra presencia libera a otros automáticamente.
El Auto-boicot es la tendencia autodestructiva que resulta de nuestras acciones dirigidas a obstaculizar nuestro camino hacia la consecución de nuestras metas de cambio y transformación personal, en todos los ámbitos.
El auto-boicot es una de las consecuencias nefastas… del miedo.
Si sentís que estás siendo un perdedor… ¡Te pido que prestes mucha atención porque no es sencillo –a no ser que tengas un Coach personal- que te des cuenta de esta conducta. Por eso, aquí van algunas claves.
El auto-boicoteador tiene…
Miedos no atravesados.
Autoestima baja.
Relatos de grandeza, de perfección y de un “mundo de colores” en el que dice vivir.
Intención de controlarlo todo.
Necesidad de compararse todo el tiempo con los demás.
Estrechez y rigidez mental.
Dicen que quieren cambiar pero nunca empiezan.
Dicen que se auto conocen y saben que no pueden cambiar.
Hacen cosas que luego los hacen sentir mal, para después, tomar una posición ambivalente en la cual, el arrepentimiento, la resignación, la auto-suficiencia y la ironía, concurren en un compuesto macabro que los va destruyendo cada vez más.
El perdedor puede cambiar, solo necesita coraje, atrevimiento y ayuda profesional.
Todavía existen personas que creen que los cambios son negativos y que “mejor los dejamos fuera de nuestra vida”.
Esto no me sorprende. La evolución es un proceso que cada uno de nosotros atraviesa a su ritmo, a su paso. Lamentablemente… a algunos se les va la vida sin que su ritmo y paso sean suficientes.
(…) La evolución es el movimiento infinito de cuanto existe, la transformación incesante del universo y de todas sus partes desde los orígenes eternos y durante el infinito del tiempo. Élisée Reclus
Hay personas que necesitarían salir de su entorno, de su contexto, para empezar a despertar. Es más comprensible para mí que a ellas les cueste evolucionar… tienen un doble trabajo, pero hay otras que conviven, por su trabajo, por algunas de sus relaciones, por las oportunidades que les da la vida de acceso a la información y al conocimiento, y aun así, insisten en que “no necesitan cambiar nada”. A estas no las entiendo, pero por supuesto, las respeto como a todas las demás. Y por eso, las incluyo en mi pretendido público porque a lo mejor, alguna vez, se produce la chispa que logra la diferencia.Más »
Dentro de las nuevas tendencias del Liderazgo, se consideran imprescindibles los aportes del Coaching Ontológico.
De ahí que el poder generativo del Lenguaje pase a ocupar un primer lugar en el desarrollo del Liderazgo.
El Lenguaje es el creador del Ser Humano mediante sus conversaciones . En este enlace podrás extender tu conocimiento al respecto.
Es decir que, tu Lenguaje es el que te posibilitará tu éxito en tu carrera de Liderazgo. Hablamos de Liderazgo en cualquier ámbito en que se desarrolle tu actividad.
A menudo, pensamos en “conversar” refiriéndonos solo a una charla sin otro significado que un “intercambio de palabras”. “Conversar” puede ser otra cosa, y de ello te voy a hablar.
Si decides escuchar, estaremos realmente, conversando.
Los hábitos (acciones recurrentes, las acciones aisladas no cuentan para lograrlos) poderosos y efectivos son los que nos llevan a crear la vida que queremos.
La práctica que hace a esos hábitos poderosos no está clara aún.
¿Qué es «practicar» para ti?
Cuando quieres asumir una nueva conducta ante determinada situación… ¿Cuántas veces realizas las acciones que te acerquen a ella?
Mi ojo profesional de Coach rescata siempre lo positivo que hay en cualquier instancia de nuestras vidas. Siempre lo hay –siempre- y ahí debe estar nuestro enfoque si realmente queremos lograr nuestra transformación personal.
Desde ahí –y a pesar de no apoyar las frases hechas, los dichos y refranes porque generalmente, son producto de nuestras creencias- traigo aquí hoy, uno que creo que arrojará luz al concepto que quiero transmitirte.
En lo que nos compete aquí, ese “buenas” se lo atribuimos a «acciones» porque éstas están dentro del objetivo del logro del hábito, mediante lo único que lo consigue: la práctica.
¿Cuántas veces realizas las acciones que te permitan el logro del hábito que te va a llevar a tus objetivos?
Las acciones aisladas no cuentan. Esto es lo que hay que tener en claro.
Trabajando como Coach, al cuestionar a mis Coachees la falta de práctica de las acciones que los llevarán a lo que quieren conseguir, recibo la respuesta:
-Pero, si yo lo hago.
Entonces, respondo yo:
-¿Cuántas veces?
Y ahí, ellos descubren que están mal interpretando la acción de accionar en función de sus metas.
Quiero también, dejarte claro que esto, lejos de tener poca importancia, es central para que tomes las riendas de tu vida, porque las acciones recurrentes nos hacen quiénes somos y solo desde quiénes somos podemos plantearnos lo que queremos llegar a ser.
¿Qué estás queriendo conseguir? ¿El restablecimiento de una relación? ¿Un puesto de trabajo? ¿Recibirte en una profesión? ¿Cambiar algún comportamiento? ¿Llegar a una meta?
¿Cuántas veces realizas las acciones necesarias?
No te confundas, la acción que se realiza en forma esporádica, algunas veces, no cuentan… para nada.
“Una golondrina no hace verano”
Las acciones necesarias recurrentes te empoderan con la consistencia.
La consistencia es lo estable, lo coherente, lo que difícilmente desaparezca.
¿Te das cuenta por qué hablo de consistencia en relación a tus acciones?
¿No estás logrando lo que quieres, lo que buscas?
¿Prestaste atención a la recurrencia (repetición) en tus acciones?
Veamos…
Estás intentando aprender a no sentirte herido por los actos o dichos de los demás.
Ya tienes los cambios que necesitas hacer en tu Ser para no dejarte afectar por lo que viene de afuera (cosas o personas).
¿Cuántas veces accionas de la forma que sabes que te hará bien?
¿Cuántas veces prestas atención a no re-accionar?
¿Cuántas veces te enfocas y te tomas un segundo antes de contestar a una agresión?
Mientras tu práctica no esté presente porque tus acciones siguen siendo aisladas y no consistentes, estarás atorado en un punto del que no podrás salir. Ese es el momento de preguntarte:
¿Cuánto practico lo que necesito para sentirme bien?
Un arquero quiso cazar la luna. Noche tras noche, sin descanso, lanzó sus flechas hacia el astro. Los vecinos comenzaron a burlarse de él. Inmutable, siguió lanzando sus flechas. Nunca cazó la luna, pero se convirtió en el mejor arquero del mundo. Alejandro Jodorowsky
Solo la repetición de nuestras acciones en forma enfocada hacia un objetivo puede lograr que alcancemos en éxito.
Ya hemos dicho, en reiteradas oportunidades, que las palabras tienen un sinfín de significados, sobre todo, según el contexto en el que nos movamos.
Si hablamos de definición de diccionario, nos encontramos con que la Identidad según la R.A.E., es la “conciencia que una persona tiene de ser ella misma y distinta a las demás”.
Sin embargo, cuando tratamos de “identificarnos” a nosotros mismos, en el acto de autoconocimiento, de auto comprensión, la complejidad surge.
¿Es fácil responder a la pregunta: “¿Quién sos?”?
¿Es la respuesta a esa pregunta, invariable en el tiempo?
¿Sos ahora quién eras hace cinco años?
Si se produjo un cambio… ¿Cómo y debido a qué se produjo?
¿Hizo, este cambio, que cambiaras de identidad?Más »
La verdad puede generar varios tipos de situaciones.
La verdad tiene la culpa en las discusiones.
Y en ese contexto, no hay una única verdad, por lo tanto, podríamos decir que su búsqueda carece de importancia real.
Los seres humanos no vemos las cosas como son sino que las vemos como somos, por eso, nuestra verdad es solo nuestra y no universal.
Tiene la culpa de las discusiones porque cada uno que discute está defendiendo la suya sobre la base –errónea- de que es la única, cuando lo que sucede es que es la única que él puede ver.Más »
El Resultado es un concepto que puede solo referirse a “lo que resulta” de una acción, es decir que, desde esta mirada, consideramos que “toda acción tiene un resultado” independientemente, de cuál sea.
Pero también el resultado puede tener en cuenta la calidad del mismo. “Buen resultado”, “Mal resultado”.
Es aquí donde El Resultado Marca La Diferencia.
Y dentro de esta connotación, todo nuestro ser está involucrado.
La mediocridad es lo excelente para los mediocres. Joseph Joubert
Estamos rodeados de mediocres, en el trabajo, en las escuelas, en los centros de capacitación, en las empresas, en los negocios. Ellos pululan sin que nadie los penalice. A veces pienso, que ser mediocre debería ser un delito… por el bien de los demás.
¿Qué nos queda entonces?
¡Tratar de salvarnos!
Si te encontraras en algunas de las características que siguen siempre tenés la opción de parar y transformarte.Más »
Esta es la declaración que más me alerta cuando la escucho de parte de alguno de mis clientes de Coaching porque significa solo una cosa: Se está auto-engañando.
(Te advierto que corrés serio riesgo al leer este post puesto que tus controles de defensa, te harán exclamar –en más de un momento de lectura-, algo así: “No, no es así”. “No, a mí no me pasa”. “No tengo nada que ver con esto”).
Me alerta porque no importa por qué lo hace y por ende, no me preocupa averiguarlo (además, ya verás que esa respuesta la tenemos), sí importa que se pueda dar cuenta de que sea cuál sea su “para qué” (que siempre está allí), el resultado final es que se está perjudicando.
A simple vista, parece que estamos hablando de lo mismo, sin embargo, y para empezar a establecer diferencias, estar involucrado no requiere determinación, estar comprometido sí la requiere.
Cuando nos comprometemos, ponemos nuestro ser en el proyecto, en el negocio, en la relación, en la causa, en la vida. Nuestra pasión nos sostiene como a un bebé en brazos fuertes y no nos permite desistir.
Cuando solo nos involucramos, nuestro ser pasa por allí pero no se detiene, vive el negocio, la relación, la causa, la vida, tangencialmente. No hay pasión sino apariencia y como no hay sostén, se cambia de mira livianamente.
¡Conectemos!