No es necesario conocer todo de todo para poder usarlo. Ésta es la respuesta que elijo ante alguien que me dice: “Yo quiero hacer pero no sé”. “Quiero hacer una capacitación por Internet pero no sé.”
El aprendizaje se da en la práctica. A medida que hacés, aprendés. Creer que estudiar la teoría de algo nos coloca en el ámbito del saber es una falacia.
Existe un nivel cognitivo que es el de “No sé que sé”. Te introducís en él cuando hacés algo por primera vez y resulta que, empezás a sentirte cómodo y te embarga la sensación de que lo has estado haciendo por siempre. Esto también solo te sucederá, haciendo, no informándote teóricamente.
Hacer siempre implica la utilización de alguna herramienta y no tenés que conocerla en su estructura para poder usarla
¿Manejás? ¿Sabés cómo funciona el motor?
¿Usás reloj? ¿Sabés cuál es su mecanismo interno?
¿Manipulás una computadora? ¿Sabés cómo está hecha?
¿Hasta dónde te para la posible respuesta del otro?
En nuestra vida, en nuestro hacer, siempre existe la presencia del otro, el otro con quien hacemos algo.
“¿Y si lo hago mal?” “¿Qué me va a decir cuando vea que me equivoqué?” “¡Qué vergüenza preguntar esto que me imagino que “todo el mundo lo sabe”!”
¿Vienen estos pensamientos a tu cabeza?
¡Aprendé a decir “No sé” pero no te quedes ahí! “No sé pero quiero aprender”, es la opción a elegir. Y si te equivocas… hacete cargo y reíte. Tomate con humor tus fallos, livianamente, y si el otro realmente, te dice algo que se adecue a tus previsiones… No lo dudes, esa no es la persona con la que tenés que hacer.
Hacer lo que querés es tu única posibilidad para generar el poder. Él aparece cuando vos hacés.
No vas a estar enfocado en el fracaso sino en valorar tus resultados para superarte cada día.
No te va a importar cómo está construida una herramienta sino que a medida que hagas, le encontrarás más y más utilidades.
No te ocupará la posible respuesta del otro porque en tu hacer estará la práctica y del resultado de una intensiva y metódica surge la excelencia.
El gallo
Había una vez, en la antigua China, un extraordinario pintor cuya fama atravesaba todas las fronteras. En las vísperas del año del Gallo, un rico comerciante pensó que le gustaría tener en sus aposentos un cuadro que representase a un gallo, pintado por este fabuloso artista.
Así que se trasladó a la aldea donde vivía el pintor y le ofreció una muy generosa suma de dinero por la tarea. El viejo pintor accedió de inmediato, pero puso como única condición que debía volver un año más tarde a buscar su pintura. El comerciante se amargó un poco. Había soñado con tener el cuadro cuanto antes y disfrutarlo durante el año signado por dicho animal. Pero como la fama del pintor era tan grande, decidió aceptar y volvió a su casa sin chistar.
Los meses pasaron lentamente y el comerciante aguardaba que llegase el ansiado momento de ir a buscar su cuadro. Cuando finalmente llegó el día, se levantó al alba y acudió a la aldea del pintor de inmediato. Tocó a la puerta y el artista lo recibió. Al principio no recordaba quien era.
-Vengo a buscar la pintura del gallo -le dijo el comerciante.
– ¡Ah, claro! -contestó el viejo pintor.
Y allí mismo extendió un lienzo en blanco sobre la mesa, y ante la mirada del comerciante, con un fino pincel dibujó un gallo de un solo trazo. Era la sencilla imagen de un gallo y, de alguna manera mágica, también encerraba la esencia de todos los gallos que existen o existieron jamás. El comerciante se quedó boquiabierto con el resultado, pero no pudo evitar preguntarle:
– Maestro, por favor, contésteme una sola pregunta. Su talento es incuestionable, pero… ¿Era necesario hacerme esperar un año entero?
Entonces el artista lo invitó a pasar a la trastienda, donde se encontraba su taller. Y allí, el ansioso comerciante pudo ver cubriendo las paredes y el piso, sobre las mesas y amontonados en enormes pilas hasta el techo, cientos y cientos de bocetos, dibujos y pinturas de gallos, el trabajo intenso de todo un año de búsqueda.
“Los Sueños Son Metas Con Alas” es una frase hermosa y motivadora.
También existe otra que se usa como refrán “Los Sueños, sueños son.”
¿Cuál es tu sentir respecto de ellas? ¿Cuál preferís?
Mi mirada me lleva a quedarme con la primera puesto que siento a la segunda con un sutil objetivo de des-motivación.
Ahora bien, si permanecés en tu vuelo todo el tiempo, difícilmente podrás concretar las metas que surgen de los sueños, para poder llevarlos a cabo.
Desde mi profesión de Coach Ontológico quiero compartir con vos que el Coaching se ocupa en forma específica de las metas porque tenerlas es el primer paso para lograr los objetivos que declaran nuestros clientes. Trabajamos con ellos a fin de ordenar qué quieren, cuándo lo quieren y cómo lo harán.
Tener sueños es una capacidad de poder personal que nos impulsa a concretar nuestra misión en la vida, nos muestra que todo es posible y nos lleva a nuestro crecimiento y realización.
Fijarse metas genera en el individuo una importante y súbita toma de conciencia.
Lo que sucede a veces, es que nos quedamos en el vuelo que los sueños nos habilitan y entonces, nunca concretamos.
El tema es mucho más amplio y abarca una información y formación que harán que te sorprendas con sus resultados extra-ordinarios. Aquí verás un ejemplo y te sugiero que la pongas en práctica.
Cuando establecés tus metas, personal, de pareja, con tus hijos, laboral y comunitaria, necesitás pasarlas por el siguiente “tamiz”.
Fijate que estas características salen del acróstico que forma la palabra Metas.
Medibles: La medición puede ser en términos de dinero, en términos de cantidad, etc.
Específicas: Necesitás dar detalles precisos.
Temporales: Establecimiento de tiempo límite para lograrlas.
Alcanzables: Lo demás es ilusión, no sueños.
Sentidas: Necesitás amar tus metas.
Si seguís esta indicación, vas a estar a salvo de este tipo de experiencias.
La olla de barro
Este es el cuento de un lechero adinerado que contaba con varios trabajadores a su cargo. Un día llamó a uno de sus trabajadores, Ashok, y le entregó una olla llena de mantequilla para que fuese a un pueblo cercano y se la entregase a un cliente habitual. Por el esfuerzo adición del desplazamiento le prometió unas rupias extras. Ashok muy contento por el dinero extra que iba a percibir, coloco sin bacilar la olla sobre su cabeza y emprendió su camino. Pensaba en voz alta y decía: “Voy a ganar dos rupias. ¡Qué bien ¡ Con ellas compraré gallinas, éstas muy pronto se multiplicarán y llegare tener más de diez mil. Luego las venderé y compraré cabras. Se reproducirán, venderé parte de ellas y me compraré una hermosa granja. Como ganaré mucho dinero, también voy a comprar muchas telas y me haré comerciante. Todo será estupendo. Me voy a casar, tendré una increíble casa y obviamente no me faltará un cocinero que me prepare a cualquier hora los platos más deliciosos del mundo, y si un día no cocina a mi gusto le daré una tremenda bofetada”. En ese mismo momento en el que pensó en darle una bofetada al cocinero, Ashok, automáticamente, levanto su mano, provocando de esta manera que la olla se le cayera y se rompiera en mil pedazos contra el suelo derramando todo su contenido. Desolado, volvió al pueblo y al enfrentarse a su patrón este le dijo:
– ¡Necio! ¡Me has hecho perder las ganancias de toda una semana!
La palabra Entusiasmo significa exactamente esto: “Llevar A Dios Adentro”.
Cuando nos dejamos llevar por el Entusiasmo –creían los griegos- hemos sido “poseídos” por un dios, y por eso los poetas, los profetas y los enamorados (que están permanentemente entusiasmados) merecen respeto.
¿Cuál fue la última vez que te sentiste entusiasmado?
¿Te entusiasma lo que haces?
Desde la mirada del Coaching Ontológico –una que te da poder y se enfoca en que vivas mejor- el entusiasmo es un estado de ánimo y como tal, lo podemos generar nosotros mismos.
Es diferente de una emoción, la que no podemos evitar ni tampoco crear.
El entusiasmo es vital…literalmente.
El entusiasmo es el remedio para…
A) Las indecisiones.
¿Cómo te sientes cuando no puedes tomar una decisión?
Después de, más o menos un día sin tomarla, ¿tienes la sensación de que tu cabeza está llena y te pesa?
Tomar una decisión te libera. Aunque aún no hayas pasado a la acción, una vez que decidiste qué elegir (toda decisión implica una elección) te sientes liberado.
Si definitivamente, no te atreves a tomar una decisión…la estás tomando, amigo. Estás tomando la decisión de no decidir…
¿Adónde te parece que te deja tu inacción?
¿Resolviste el asunto?
¿Cuánta es la carga que llevas por no decidir?
El entusiasmo tiene coraje. ¡Entusiásmate…y el coraje vendrá!
La resignación es el estado de ánimo que adoptamos cuando creemos que no podemos hacer Nada, no podemos intervenir en lo que nos sucede…pero esta creencia solo proviene de un juicio.
Quiero llamar tu atención sobre la diferencia que existe entre la resignación y la aceptación. La aceptación es darnos cuenta de que lo que sucede es fáctico (la facticidad es un estado de las cosas que no se pueden cambiar. Por ejemplo: un cuadrado tiene cuatro lados iguales). La aceptación es un estado de sabiduría, la resignación es un estado de debilidad de espíritu.
Si estás entusiasmado, jamás sentirás resignación.
Los resultados que buscamos en cualquier ámbito de nuestra vida provienen siempre de la acción. Sin acción no hay resultados.
El factor fundamental de que podamos pasar a la acción…es el entusiasmo.
¿Estás siendo una persona que observa, estudia pero no hace?
¿Te aíslas, no conversas, no interactúas porque no tienes ganas?
¡Entusiásmate! ¡La vida es acción! ¡La vida es relación!
¿Sabes cómo entusiasmarte?
En numerosas oportunidades y conversando sobre entusiasmo en sesiones con mis coachees, ellos llegan velozmente a darse cuenta de que el entusiasmo es necesario para una vida feliz. Entonces…viene su pregunta: -Ok, pero ¿Cómo hago para entusiasmarme?
En ese momento, recuerdo a Dale Carnegie, uno de mis maestros primeros. El decía:
Una vez un maharajá, que tenía fama de ser muy sabio, cumplía cien años. El acontecimiento fue recibido con gran alegría, ya que todos querían mucho al gobernante.
En el palacio se organizó una gran fiesta para esa noche y se invitó a poderosos
señores del reino y de otros países.
El día llegó y una montaña de regalos se amontonó en la entrada del salón,
donde el maharajá iba a saludar a sus invitados.
Durante la cena, el maharajá pidió a sus sirvientes que separaran los regalos en
dos grupos: los que tenían remitente y los que no se sabía quién los había
enviado.
A los postres, el rey mandó traer todos los regalos en sus dos montañas. Una de
cientos de ellos, costosos y grandes, y otra más pequeña, de una decena de
presentes.
El maharajá comenzó a tomar regalo por regalo de la primera montaña y fue
llamando a los que los habían enviado. A cada uno los hacía subir al trono y les
decía:
– Te agradezco tu regalo, te lo devuelvo y estamos como antes.- Y les devolvía el
regalo, no importaba cuál fuera ni el valor que tuviera.
Cuando terminó con esa pila, se acercó a la otra montaña de regalos y dijo:
– Estos regalos no tienen remitente. A estos sí los voy a aceptar, porque no me
obligan, y a mi edad, no es bueno contraer deudas. En «Recuentos para
Demian» de Jorge Bucay
En este cuento se califica al maharajá como sabio, y esto me hace pensar en los
juicios porque desde mi mirada, el maharajá no es un sabio sino un astuto. Pero
más allá de eso, lo que pretendo resaltar es la semejanza entre “contraer deudas”
y “generar un compromiso”. Fijate que ambas proposiciones son
intercambiables.
¿Qué te pasa cuando sentís que “contraes deudas”?
¿Qué te pasa cuando te sentís comprometido?
¿Elegís vos comprometerte o te parece que los demás te arrastran a hacerlo?
El compromiso –cosa ajena al maharajá- es uno de los factores más importantes
para alcanzar nuestros objetivos, y puede ser analizado desde muchos ángulos.
Lo importante es que seas vos el que elijas comprometerte, éste será el primer
paso, luego, tendrás la responsabilidad de llevar tu compromiso a cabo.
-Ahora que te mostré como hacerlo. ¿Lo vas a hacer?
-Ojalá
Habitualmente, cuando manifiesto mi credibilidad en la potencialidad de una persona, o cuando le planteo un desafío y luego le pregunto: “¿Lo vas a hacer?”, escucho esta respuesta. Un poco en broma pero con un fondo de mucha seriedad, agrego: -“Ojalá” no vino. More »
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Rita Tonelli
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