¿Cuántas veces contestás a una pregunta: ¡Obvio!, ¡Por supuesto, que sí!,
¡Lógicamente que sí!?
¿Por qué es obvia tu respuesta?
¿Quién te dijo que cualquiera que la respondiera contestaría lo mismo?
Esta costumbre que tenés en tu lenguaje tiene que ver con lo contrario
que pide sabiamente, uno de los Acuerdos Toltecas: No de nada por supuesto.
Te cuento cómo termina la historia cuando vos respondés de alguna de estas
formas.
El que habla cree que entendiste y Más »
¡Conectemos!